viernes, 29 de marzo de 2019

Y el orgullo nos mató

La subo ahora, pero la escribí hace tiempo. Disfruten

Y EL ORGULLO NOS MATÓ



Y el orgullo nos mató.
Me cansé de perseguir quimeras,
de quererte y que no me quieras,
de no saber vivir solo ni acompañado.
Qué desilusión.

He perdido la cuenta de los cigarros
que llevo esta noche.
Me gusta fumar porque el humo
se desvanece como nuestros recuerdos.
I guess you don't mind.
Acaso alguien?
Quizá tengas razón en eso de que,
las miserias del alma de uno,
no le interesan a nadie más que a uno mismo.
En parte, estoy acostumbrado a estar solo.
No es algo a lo que no esté acostumbrado,
pero tampoco algo que me guste.
Si al menos pudiese
echarme una partida al lol en condiciones,
esto no estaría tan mal.
Ya estaría olvidándote.
Pero mi puto compañero de piso,
es tan desconsiderado como tú.
Me equivoqué contigo.
Bueno, estaba en mi derecho.
Todos nos equivocamos, ¿no?
¿Te equivocaste tú conmigo?
De lleno.
Siempre te equivocas.

Y el orgullo nos mató,
igual que Israel
bombardeando Gaza.
La noche se me hace larga,
pero... ¿para qué dormir?
Se nos pasará.
Eso es lo peor,
que se nos pasara y
quería que me dejases marca.

Empiezo a sentirme un patético Mosby,
buscando el amor.
Ya no tengo fuerzas ni para enfadarme,
simplemente no funcionó.
Igual que no funciona
esta sociedad enferma.
Igual que no funciona...
¿qué funciona?
¿Hay algo que funcione en este mundo?
¿Algo puede devolverme la ilusión?
Ya no me queda.
Estoy cansado,
derrotado,
ni siquiera soy capaz de escribir,
no me quedan símiles,
ni metáforas,
ni comparativas.

No me queda nada.
Quería volcarlo todo en ti.
Eras mi gasolina.
Ya no hay combustible
que me haga revivir.

Y el orgullo nos mató,
nos hizo más fuertes.
La esencia de la fuerza
es la desilusión,
que ya nada te sorprenda.
La indiferencia.
Esa es la verdadera fuerza.

Estoy casi azul.
Me falta prácticamente nada,
solamente sentir.
Estoy inapetente.
Solo fumo cigarros,
a falta de una buena
china de hachís.
No quiero sentir.
Quiero anestesiarme,
dejar correr el tiempo,
que me cure por dentro,
que ya no quiero vivir.
Si estuviese triste,
o enfadado...
querría vivir.
Al menos me habrías dado
un buen motivo.
La venganza no es un mal motivo.
Pero no quiero vengarme.
No le encuentro sentido,
ni motivos,
ni nada que me empuje a hacerlo.
Me has contagiado tu pasividad.

Y el orgullo nos mató.
Qué muerto estoy por dentro.
El orgullo nos mató,
qué esperpento,
grotesco desamor,
inútil lamento,
llorar sería un esfuerzo,
y no me apetece ni esforzarme.

El orgullo nos mató,
la ilusión zarpó
en el frío invierno.
Para siempre invierno.
Eterno invierno.
Porque el orgullo nos mató.