lunes, 22 de agosto de 2016

Hijos de la derrota. (Generación perdida)

Toc, toc... ¿Quién es?
Un hombre vestido de negro.
Negra es el alma.
Negra es la calma
que envuelve la noche.
Negra es la nada,
el todo.
Negro soy yo.

La ansiedad me ha hecho añicos,
un par de veces más,
y se me empieza a terminar el superglue.
¿Quién me va a pegar los trocitos de mente rota?

Más inestable cada vez.
Más difícil darme alas.
Me cuesta más apreciar lo bonito de la vida,
creo que no hago más que cagarla...
Pero sigue adelante.
Take a deep breath... y sigue adelante.
Sal a jugar al basket,
al fútbol, mantente activo.
Deshazte de la rutina,
que te está matando poco a poco.
Te ahoga más y más hondo.
La luz de la superficie cada vez más lejos.

¿Y qué puedo hacerle ahora?
Si la hora
ya ha pasado,
si soy hijo de la derrota.
SOMOS hijos de la derrota.
De la derrota de un país marchito,
que se olvidó de nosotros,
que nos dejó rotos,
olvidados, como un juguete
por el que ha pasado demasiado tiempo,
y ha quedado obsoleto.
Juventud obsoleta,
qué ironía.

Somos la generación perdida.
Generación sin rumbo.
Sal a buscarte las castañas tu mismo.
Pero sal a otro país, que aquí no tienes oportunidades.
Fuga de cerebros.
Y a mí me da miedo lo grande,
y me da miedo lo pequeño.
Todo me da miedo,
no por el daño que pueda recibir,
si no por la carga y responsabilidad
que supone fallarle a otros.
No sabría cómo soportarlo.

Aquí estamos.
Los hijos de la derrota,
nos quejamos, alzamos
nuestras voces, silenciosas,
porque el silencio se compra
y se vende.
Ya no hay auténticos patriotas.
Ya no hay nación que defender,
solo los intereses de una clase
que ahora está rota.
España son los toreros,
las bailaoras, políticos
banqueros, pero no los obreros,
esos no son españoles,
solo mano de obra.
Qué grande es España.
Qué fácil es decir que tenemos
una nación grande, cuando hay españoles
y Españoles,
y las espaldas de los primeros,
soportan el peso de los segundos,
con tan poco contento,
con pan y circo,
y llegar a fin de mes haciendo malabares,
mientras ven a ricos en Telecinco.

Mi fe está perdida.
Ya no soy español,
soy derrotista,
por ser hijo de la derrota,
porque esa es mi única nación.

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